miércoles, octubre 17, 2007

Postales de otoño I

Se agitó el otoño con los impactos de una realidad que fluctuaba nerviosa amenazando con sus dientes de sierra. La incertidumbre es la nueva burbuja inchable. Los bancos no se fían ni de su sombra. La adrenalina se disparó en los parkets y los Eric Parket de Cosmópolis y demás abducidos por la Hoguera de las Vanidades se quedaron fascinados por el vértigo de las lucecitas rojas de las cotizaciones. Los números del crecimiento aguantan pero las grúas están cansadas y los carteles de se vende pierden color en las ventanas. Las hipotecas subprime hicieron saltar la banca y los que prestan no se fían. Los ciclos Kondratieff amenazan con sacudir a los confiados, Llanera y Astroc apostaron al crecimiento eterno y olvidaron que la adolescencia también se termina. El dinero que es un animal cobarde se esfumó de repente. La demanda se contrae y afecta hasta al consumo de cocaína que baja después de una década de crecimiento exponencial. En el mercado al detall su cotización ha caído por exceso de oferta hasta alcanzar los cuarenta euros el gramo. El mismo comportamiento parece sufrir la industria del automóvil y la de los perfumes que adelantaron a octubre su campaña publicitaria de navidad. Para el gobierno la prioridad es que la inversión pública aguante la ficción del crecimiento eterno hasta después de las elecciones. La oposición sin embargo amagó unos días con agitar los miedos de la gran crisis económica pero después cogió la bandera de España y se puso a desfilar. Los responsables de economía insisten en que el euribor ha alcanzado su techo, esperemos que no se equivoquen porque por encima del cinco por ciento el amor se deteriora a mucha velocidad.mono3

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