lunes, enero 29, 2007

Ser o no ser (local). Versión lánguida

Un día cualquiera, mono se levanta y se mira el ombligo (hubo un instante en que las Crónicas del paraíso pudieron ser El ombligo del mono). Así que siempre estuvo presente la condición local, lo próximo, hablar y ser y palpitar con y sobre lo conocido. Sobre el barrio que pisas y, aún más, sobre la calle adonde vives y la que cruza, porque allí está el semáforo que te permite acceder. Todavía más, sobre el timbre de la puerta que pulsaste la primera vez y aquel que ya no pulsarás más, porque ya no vives allí. Es decir, hablar y escribir a modo de ejercicio de construcción, mientras tímidamente seguimos mirando al espejo que nos devuelve reflejados, como si nos obsesionara un autorretrato todavía formándose.
Pero también están las cosas que no sabemos y que aspiramos a saber. Y las calles de otras ciudades que hemos recorrido en tiempo de turismo, u otras que fueron las cercanas en nuestras estancias abroad. Las noticias internacionales, el papel de las costumbres ajenas en las nuestras, tan desvanecidas y tan contentos. El saludo en inglés, el adiós en italiano, la proximidad de Berlín, la distancia mental, ideológica, con cierto Cono Sur... la proximidad desconocida de lo otro, de casi todo lo demás. La tecnología que nos ubica en el mapa globalizado, la necesidad de publicar sobre el papel, como buscando pruebas que atestigüen -con olores que resultan aún familiares- la constatación de nuestros días ganados al tiempo.
Ser local es sólo una promesa de seguir siendo. Pero que no podremos cumplir, afortunadamente, porque no es tiempo de promesas, ni de seguir, ni de ser siendo. mono4

2 comentarios:

vertov dijo...

el texto que escribes en esta ocasión trasciende lo local para acercarse a lo universal. es la voz del poeta la que surge. me parece perfecto porque me identifico con la extrañeza que asoma en lo cotidiano.

Anónimo dijo...

las distancias se acortan por sus polos opuestos, es decir, no es que lo local posibilite lo global, es que éste no puede existir sin -valga la metáfora- la tercera pata del trípode que supone lo local, la definitiva para que no se nos caiga encima el mundo. gracias por tu comentario, vertov. Pero para poeta, te aconsejo la bitácora "cielos desnudos". Grandes versos y preguntas sobre la extrañeza de vivir sabiéndnos el final...